Un nuevo estudio publicado en Nature Cancer revela que combinar radioterapia con inmunoterapia puede mejorar drásticamente los resultados del tratamiento para pacientes con cáncer de pulmón, incluso aquellos cuyos tumores son resistentes a la inmunoterapia sola. Investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en colaboración con el Instituto del Cáncer de los Países Bajos, han identificado los mecanismos moleculares detrás de este efecto, conocido como efecto abscopal, donde la radiación desencadena una respuesta inmune sistémica contra las células cancerosas en todo el cuerpo.
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El desafío de la resistencia a la inmunoterapia
La inmunoterapia aprovecha el propio sistema inmunológico del paciente para combatir el cáncer, pero muchos tumores siguen sin responder. Esto a menudo se debe a tumores “fríos”, aquellos que carecen de marcadores inmunológicos clave, como altas tasas de mutación o expresión de PD-L1. Inicialmente, estos tumores no atraen la atención del sistema inmunológico, lo que hace que sea difícil atacarlos. El equipo de investigación intentó comprender por qué se produce esta resistencia y cómo superarla.
Cómo la radiación “calienta” los tumores fríos
El estudio analizó muestras de sangre y tumores de 72 pacientes con cáncer de pulmón sometidos a inmunoterapia sola o radiación seguida de inmunoterapia. Utilizando técnicas genómicas e inmunológicas avanzadas, el equipo descubrió que la radioterapia puede transformar tumores “fríos” en tumores “cálidos” al desencadenar inflamación y atraer células inmunitarias, incluidas las células T.
El efecto abscopal se observó directamente: la radiación en el sitio del tumor primario indujo una respuesta inmune que atacó las células cancerosas distantes y no tratadas. Los pacientes cuyos tumores exhibieron este efecto de “calentamiento” tuvieron resultados significativamente mejores que aquellos que no recibieron radioterapia.
“Nuestros hallazgos resaltan cómo la radiación puede reforzar la respuesta inmune sistémica antitumoral en cánceres de pulmón que probablemente no respondan a la inmunoterapia sola”, afirmó el autor principal del estudio, Justin Huang.
Los mecanismos moleculares en juego
Los investigadores descubrieron que la radiación hace que los tumores liberen moléculas que alertan al sistema inmunológico. Esto, a su vez, activa las células T que reconocen y atacan a las células cancerosas en función de sus mutaciones genéticas únicas. Al confirmar este efecto en pruebas de laboratorio, el equipo demostró que las células T preparadas con radiación se dirigen eficazmente a las células cancerosas que portan neoantígenos asociados a mutaciones específicas.
Implicaciones para el tratamiento futuro
Estos resultados sugieren que la radioterapia podría combinarse estratégicamente con la inmunoterapia para superar la resistencia en una gama más amplia de pacientes con cáncer. Se están realizando más investigaciones para identificar biomarcadores que predigan qué pacientes se beneficiarán más de este enfoque combinado. El estudio también destaca la importancia de la colaboración internacional en el avance del tratamiento del cáncer, como lo demuestra la asociación entre Johns Hopkins y el Instituto Holandés del Cáncer.
Los hallazgos demuestran que la radioterapia no es sólo un tratamiento local, sino un modulador inmunológico sistémico con el potencial de desbloquear nuevas vías terapéuticas para cánceres que antes no eran tratables.
